POESÍA
A no dudarlo,
ella es una huella de mi mano,
incrustada en la carne mortal,
caricia áspera de madrugada.
Es una palabra sin nombre,
una idea, como la vida,
resurrección de alguna flor.
Es resistencia,
la mínima impune parcela de mundo,
el silencio de los buenos,
locura efimera,
corazon urgente,
la sabiduría de la ausencia.
Es alivio que escapa por la boca,
llanto de tinta y sal.
Desamor y soledad.
Es ella,
a pesar de mi,
de las consecuencias inmorales,
letra caprichosa,
palabra hostil,
mi poesía.
Poesía al fin
Alberto Federico Córdoba Basualdo
copyrigth 2013
2 comentarios:
Mucho me ha gustado este poema, siempre vemos que la poesia es infinita al describir lo que para cada uno de notros es... y siempre al final es maravillosa.
siempre tan calidos comentarios hacia mi obra, gracias.abrazos
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