sábado, 3 de marzo de 2012

BUENOS AIRES

Quien pudiera dormirte
en un hermético silencio
de domingo por la tarde.
Quien pudiera desentrañar
aquella misteriosa imagen
de ventana,
a puro vaivén de ropa colgada.
Quien pudiera saber
hacia donde van tus aires.
Si cada noche,
la luna se derrumba
y se mece en el aroma
furtivo de la madrugada.
Quien pudiera ser el aliento,
del que solo, fuma y fuma,
silbando su único tango esperanzado.
Si hay un prófugo
de algún bar en cada esquina,
si hay un cómplice
de algún loco con su risa.
Quien pudiera recorrer
las huellas de cada ausencia.
Quien pudiera desnudarte
con un abrazo de amante,
empecinada muchacha,
con ínfulas parisinas.
Aquí naciste a mis hijos,
me abrazaste a mis amigos.
Y se  fueron compañeros
entre injusticias y sueños.
El aire llega del río,
como el dolor de quererte,
entre restos de amor  y de cielo.
La solapa levantada,
el faso entre los dedos,
 y se vienen  los recuerdos,
como de los gorriones, el  vuelo.
Ahora lo se, lo siento...
Había que resistir, solo resistir.
Era solo eso….


Alberto Federico Cordoba Basualdo
copyrigth 2008

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